CAPÍTULO TREINTA Y UNO
Segunda
Guerra Carlista (1872 -1876).
Repercusiones en Vitoria
Con
el paso del tiempo la causa carlista se fue haciendo un hueco en las mentes de las gentes a través de multitud de letrillas, narraciones y relatos
que circulaban en las bases populares, la primera
Guerra Carlista había sido mitificada como una formidable gesta heroica en favor de las costumbres y tradiciones del País. Por
otra parte los escritores románticos dotaron al mito de
respetabilidad literaria.
Carlos VII
Aunque políticamente inactivo desde 1839, el Carlismo estuvo latente en la sociedad vasca, más como un sentimiento que como una ideología política. Por eso resurgió con tanta fuerza cuando los cambios políticos habidos en Madrid el llamado "sexenio liberal", (derrocación de Isabel II por el levantamiento militar de Topete, Serrano y Prim, "
Isabel II parte hacia el exilio tras la "Gloriosa"
Para la mayoría de vascos, religión y fueros eran una misma cosa y lo expresaban en el lema "Jaungoicoa eta Foruac" (Dios y Fueros). Interpretaban cualquier ataque a la religión como un ataque a los Fueros. Por eso les resultaba intolerable la política seculizadora y anticlerical del Gobierno Provisional de Madrid.
El 21 de abril de 1872
de nuevo estalla la contienda, denominada comúnmente como Segunda Guerra Carlista, reclamando los carlistas el trono para Carlos
VII, y lo hacen bajo el lema: "Dios, Patria y
Fueros". Para ello y cumpliendo
órdenes del Pretendiente Carlos, el General Eustaquio Díaz de Rada penetró en
España por Vera de Bidasoa. En Estella se levantó en armas Fulgencio Carasa, el
cual sostuvo una primera acción, como de tanteo en Arízala.
En realidad esta guerra fue la tercera
carlistada, ya que unos años antes en setiembre de
1846, el conde de Montemolín, Carlos VI, llamó de nuevo a la guerra por la
causa carlista; pero sólo obtuvo respuesta en Cataluña.
Esta contienda es conocida por los catalanes como la Guerra de los Matiners (de los Madrugadores). Otros pequeños conflictos se sucedieron por diversos
puntos.
En
Álava, provincia casi completamente carlista, el partido carlista se levantó en
armas el 27 de agosto de 1870; pero sucumbió fácilmente a
los pocos días ante la guarnición de Vitoria,
ya que aunque se echó al campo un
gran número de hombres afectos al carlismo,
estaban mal organizados, sin apenas armas, dinero, etc. El canónigo
Vicente Manterola fue el instigador de esta sublevación junto a otros miembros del clero rural; todos ellos se habían opuesto a la libertad de cultos
defendida desde el gobierno por Castelar. Como
Jefe militar de los carlistas fue
apresado y condenado a muerte, luego indultado, el Comandante retirado Esteban
Aguirre.
Durante
el conflicto armado que supuso la
Segunda carlistada, que se notó principalmente
en Cataluña y en el País Vasco- Navarro, éste se convirtió nuevamente en el principal escenario bélico. La guerra hizo de Vitoria, dominada por
los liberales, un inmenso cuartel y base de
operaciones de la que partían las tropas en dirección al frente. Las autoridades locales intentaron con grandes dificultades mantener
su autonomía administrativa frente a las autoridades
militares.
Carlos VII saludando
En una
primera fase, las tropas de don Carlos reclutadas de forma improvisada sufrieron una severa derrota en Oroquieta. Tanto es
así que el Pretendiente estuvo a punto de
ser hecho prisionero. Los carlistas tuvieron que firmar el Convenio de Amorebieta, el 24 de mayo de 1872.
Amadeo de Saboya
Carlos VII entra en España
El
veintinueve de marzo de 1874 mueren dos importantes generales carlistas en el
sitio de Bilbao: Ollo y Teodoro Rada,
alias "Radica",
este hecho supone un enorme contratiempo para el bando carlista. Los
liberales logran romper el cerco y el general Serrano consigue liberar Bilbao en Mayo de 1874.
Mientras
la guerra sufre distintas alternativas a favor de uno y otro bando, el general Pavía da un golpe militar que hace
caer la República. En diciembre de 1874 se produjo el "Pronunciamiento” en Sagunto del general Martínez Campos,
reimplantando la monarquía de
Alfonso XII y sustituyendo al gobierno
que había establecido el general Serrano.
El general Martínez Campos
La nueva política
conciliadora de Alfonso XII, invitando a la paz a los carlistas, prometiendo conservar las ventajas que las provincias vascas habían
tenido durante el reinado de Isabel II, hizo que
se pacificara el Centro y Levante, pero no el Norte, ya que el País Vasco deseaba la devolución íntegra de los Fueros.
Alfonso XII
Uno de los últimos
esfuerzos carlistas concentró tropas entre Vitoria y Miranda, dejando a Vitoria bloqueada. Sin embargo las tropas liberales al mando de
Quesada, con unas fuerzas consistentes en 27 batallones, 30 piezas de
artillería y numerosos escuadrones, obtuvieron la victoria
en la batalla de Treviño, con el descalabro de los carlistas a las puertas
mismas de la ciudad de Vitoria el 7 de julio de 1875,
después de una sangrienta batalla librada en los
alrededores de Zumelzu, con lo que el bloqueo a la ciudad se deshizo. Los vitorianos desde las inmediaciones o
incluso desde algunas ventanas, pudieron oír
el estruendo de los cañonazos y el sonido de la fusilería y hasta ver
los humos de la batalla con “el alma en un puño”.
El 28 de
febrero el Pretendiente Carlos pasó a Francia por Arnegui, pronunciando la
célebre palabra: “Volveré”, que nunca
pudo cumplir.
Para
algunos observadores fue el empecinamiento en continuar la guerra y no aceptar las condiciones de Alfonso XII, lo que llevó a la derrota final y que
el castigo fuera más severo con la pérdida y
desaparición del régimen foral. El 21 de julio de 1876 quedaron abolidos definitivamente los Fueros de las Provincias Vascongadas por
el gobierno alfonsino de Cánovas del Castillo, a pesar de
los esfuerzos realizados en su defensa por liberales
fueristas, como Mateo Benigno de Moraza.
Mateo Benigno de Moraza
Ramón Ortiz de Zárate, otro gran defensor de los Fueros
Sin
embargo, en lo económico se establece una relación singular, el Concierto Económico, por el que las
Diputaciones Forales vascas tienen poder recaudatorio, contribuyendo en parte a
los gastos del Estado mediante un Cupo que se concierta con Madrid. Con
ello las Diputaciones perdieron capacidad política simbólica; pero reforzaron su autogobierno
administrativo e incrementaron sus recursos económicos y su control sobre los
municipios.
Como hemos visto durante esta 2ª Guerra
Carlista, España pasa por parte del Régimen de Amadeo de Saboya
(1871 - 73), por
la proclamación de la
Primera República en 1873 y por la Restauración de la
monarquía con Alfonso XII en 1874.
"Historia de Álava" Antonio Rivera y otros. Edit. NEREA 2003
"Los Carlistas 1800 - 1876" Carmen Gómez y otros Edit. Fund. Sancho El Sabio 1991
Monumento dedicado a Mateo de Moraza en la plaza de la Diputación
Los liberales. al acabar la guerra hicieron dinamitar numerosos castillos, entre ellos el de Guebara.
Imagen actual de las ruinas del castillo de Guebara
Grosor de las paredes del castillo de Guebara
Otros restos del castillo de Guebara
Para saber más:
"Álava en sus manos" Varios Edit. Caja P. de Álava 1983
"De Túbal a Aitor" Iñaki Bazán (direct.) Edit. La esfera de los libros. 2002
"Vida de la Ciudad de Vitoria" Tomás Alfaro Fournier Edit Dip. foral de Álava. 1996
"Síntesis de la Historia del P. Vasco" Martín de Ugalde Edit. Elkar S.A. 1983
"Historia de Vitoria" P. Manzanos y J.M. Imízcoz Edit. Txertoa 1997
"Rincones con renombre" Elisabeth Ochoa de Eribe y Ricardo Garay Edit. Fundación Mejora 2012
"La Batalla de Vitoria - 1813" Emilio Larreina Edita Almena Ediciones 2009"Historia de Álava" Antonio Rivera y otros. Edit. NEREA 2003
"Los Carlistas 1800 - 1876" Carmen Gómez y otros Edit. Fund. Sancho El Sabio 1991
"75 Historias perdidas de Álava" Francisco Góngora Ed. Diario El Correo S.A.U. 2022
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