viernes, 22 de noviembre de 2013

Historia de Vitoria -Gasteiz. Capítulo 38



                             
                         1025 - 2025 MILENARIO DE GASTEHIZ
 
               CAPÍTULO TREINTA Y OCHO


         La Guerra Civil en Vitoria (1936-39)



            
           El 17 de julio de 1936 las fuerzas del Ejército acantonadas en el Protectorado de Marruecos se levantaron en un intento de Golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la República. Este movimiento fue seguido por otras fuerzas por todo España a partir de siguiente día, 18 de julio. Al no haber unanimidad en la respuesta del levantamiento, ya que parte del ejército siguió fiel al Gobierno republicano, el suceso derivó en un cruel enfrentamiento entre dos ejércitos, el Republicano y el golpista, conocido como Nacional, es decir en la Guerra Civil Española.

     Aunque el estallido de la contienda fue gestado en toda España por las fuerzas conservadoras, que acusaban a la República de llevar al País hacia el comunismo y el ateísmo, Vitoria y sobre todo Álava, la provincia, sus fuerzas vivas: sectores conservadores y sobre todo carlistas contribuyeron a ello. (La conspiración carlista tuvo su sede en Navarra y Álava)

    Pero esa animadversión contra el Gobierno de la República por su laicismo, no sólo fue cosa de las elites conservadoras, sino también de jóvenes de clase media, habitantes de las zonas rurales, miembros del catolicismo militante, etc., entre los que los valores de orden y la interpretación de la vida circunscrita a lo religioso, dominaban sobre los de libertad y laicidad. Se veían agredidos en su identidad por la quema de conventos, expulsiones de obispos, eliminación de crucifijos en las escuelas, etc. Muchos de ellos salieron a la calle a celebrar la proclamación de la República, pero luego se sintieron defraudados ante la llegada a Vitoria  noticias de actos contra sus convicciones religiosas.

    Vitoria y  toda la provincia de Álava  tuvieron ya noticias el viernes 17 de julio de 1936, de que las tropas se habían sublevado en el Protectorado de Marruecos contra la República. Los sectores republicanos de la Ciudad pidieron al Gobernador Civil medidas drásticas en defensa de la República. Había noticias de la insurrección en algunos puntos de la provincia y se habían cortado las comunicaciones telefónicas. Sin embargo, el Gobernador, Navarro Vives (de Izquierda Republicana) no estimó conveniente tomar medidas en ese sentido, a pesar de tener a sus órdenes a la Guardia Civil y milicias nacionalistas y republicanas, optó por tratar de tranquilizar a la ciudadanía con un comunicado público, negándose a entregar armas a las milicias. El PNV, con ofrecimiento de José Luis de la Lombana, dispuso de un grupo de doscientos o trescientos hombres dispuestos a tomar las armas en aquel momento crucial. Los republicanos también esperaban que se les proporcionase armas.
   De todas formas, ya desde el día 15 de julio se había declarado el estado de alarma, con un bando emitido por el Gobernador Civil Navarro Vives.

    Mientras, el alcalde en funciones, Tomás Alfaro, creyó más conveniente renunciar a cualquier resistencia en aras de cierta concordia de la comunidad y para evitar derramamiento de sangre. Esa tranquilidad vitoriana a pesar de las alarmantes noticias que llegaban desde el norte de África o de Pamplona era debida a un sentimiento de comunidad, la de los vitorianos, "aquí no pasará nada".

    Sin embargo,  los carlistas alaveses y su organización paramilitar el Requeté no perdieron el tiempo,  se movilizaron por toda la Provincia  durante el día siguiente, sábado 18, reclutando cientos de voluntarios fieles al carlismo, para ir a tomar la capital, Vitoria. (Su jefe, el comandante retirado Luis Rabanera se había refugiado en el cuartel de Flandes,  por seguridad y para coordinar la colaboración ejército - carlistas). También se movilizaron los falangistas y seguidores de la CEDA, en menor medida, colaborando con el ejército en la toma de la Ciudad.



Tomás Alfaro Fournier, alcalde en funciones



    La mayor parte de las autoridades republicanas se reunieron en el Gobierno Civil, que estaba junto a la Florida, protegidos por fuerzas de asalto.


                                                    Edificio donde estaba situado el Gobierno Civil


    La orden de levantamiento del carlismo contra la República llegó a Álava a través de Eustaquio Echave - Susaeta y fue trasmitida por Luis Rabanera a los carlistas alaveses.

    El teniente coronel Camilo Alonso Vega, jefe del Batallón de Infantería de montaña Flandes y alma de la preparación de la insurrección en Vitoria, de acuerdo con José Luis Oriol, tras algunos titubeos de algún cuartel, coordinó la sublevación de la guarnición vitoriana, reclamó la presencia en los cuarteles de todos los oficiales. Para ello envió soldados (asistentes) a sus casas que además les sirvieron de escolta. Los oficiales debieron llevar su pistola cargada y dispuesta. A las 9 de la mañana del día 19, domingo, declaró el estado de guerra. Esos titubeos citados, fueron debidos a que la oficialidad del Regimiento de Artillería y la de Flandes eran en principio partidarios de la República, sin embargo, el Regimiento de caballería Numancia tenía un mando claramente antirrepublicano. Camilo Alonso tuvo un incidente con su comandante mayor Ramón Saleta Goya en el cuarto de banderas. José Luis Oriol destacado empresario carlista, se había entrevistado días antes con el general Mola y con Camilo Alonso Vega y se había puesto a disposición para la coordinación del golpe en Álava, como así hizo en su momento.

La actividad ciudadana ofreció una relativa normalidad, ese sábado, 18 de julio, por ejemplo, los vitorianos pudieron asistir a los diversos espectáculos programados. El Nuevo Teatro ofreció la obra de Jardiel Poncela  "Mi hermana Concha" interpretada por la Compañía de Carmen Díez y Manuel Luna, en el Príncipe las películas "El vaquero millonario" y  "Contra el imperio del crimen", en el Ideal Cinema  "El caso del perro aullador" y  "La sublime mentira". Además, se anunciaba el estreno en el teatro Príncipe para el día siguiente, de la película "La Bandera", de Julien Duvivier. El tema de la película "La Bandera" trataba sobre las hazañas de la Legión en la Guerra de África. Curioso, ¿no?, ¿casualidad?  Así mismo hubo una sesión de boxeo en la Sala  Muñoz, en la que la selección de Álava derrotó a la de Vizcaya por tres combates ganados contra dos. El Nuevo Teatro ofreció el domingo la obra "Morena Clara". Mientras en la calle Ortiz de Zárate se celebraba una verbena tradicional. Por cierto, mientras se desarrollaban los combates de boxeo en la sala Muñoz, cerca del Hotel Frontón, estuvo a punto de ser detenido el teniente coronel Camilo Alonso Vega por dos policías, seguramente siguiendo órdenes del gobernador civil. Pero el inspector Parra, que acompañaba al militar lo impidió.
Alonso Vega viendo la situación se retiró al cuartel de Flandes. El gobernador civil tendría información sobre lo que se avecinaba.

           
                                     Cartel de propaganda de la película "La Bandera"


   La noche del 18 al 19 fue una noche inquieta para los vitorianos, fue una noche de escuchar la radio, sobre todo radio Sevilla, desde la cual el sublevado  Queipo de Llano lanzaba su propaganda, por otro lado, oyendo las noticias que llegaban desde otros puntos, de teléfonos, noche de patrullas callejeras, registros de sedes de partidos. A las tres de la madrugada de dicha noche, la policía registró la sede de Hermandad Alavesa en busca de armas. Pese a no encontrar nada, se llevaron detenidas a varias personas. Se encontraban reunidas para preparar la infraestructura del golpe, en todo lo relativo a autobuses, camiones, alojamiento para las fuerzas provinciales sublevadas...
    Por otro lado, Luis Rabanera, jefe del Requeté, se refugió en el cuartel de Flandes. Además, Antonio Mª Oriol, cabeza política del carlismo en Vitoria por delegación de su padre y su hermano Lucas,  así como el secretario de Hermandad Alavesa, José Mª de Elizagárate, pasaron la noche en el palacio de los Verástegui. Al amanecer oyeron misa en la capilla privada del palacio.

José Mª Elizagárate, dejando el palacio de los Verástegui se encaminó hacia el edificio del Gobierno Civil, situado en un lateral del parque de La Florida, acompañado por Enrique Vallejo, de la junta provincial carlista, Guillermo Elío y algunos componentes del Requeté y se hicieron cargo del edificio sin resistencia de las fuerzas de asalto allí presentes, por lo visto la entrega había sido pactada previamente. Al anterior gobernador se le facilitó la salida en un taxi hacia Bilbao. Cuenta el historiador Javier Ugarte Tellería en "La nueva Covadonga insurgente", que Elizagárate iba rezando el rosario durante el trayecto hacia el Gobierno Civil. 
Hacia mediodía llegaban a Vitoria los cientos de entusiastas voluntarios carlistas del mundo rural, con el fin de ayudar al ejército en la toma de la ciudad. A su llegada fueron conducidos al local de Hermandad Alavesa, sito en la calle General Álava, donde fueron pertrechados de mantas, boinas, brazaletes con el distintivo de la Cruz de San Andrés, rosarios y armas (éstas no muchas. El ejército tadavía era reacio a armar a civiles) Allí les dirigieron unas palabras de acogida y de adoctrinamiento en la causa, Juan Luis Oriol y Luis Rabanera.

El General Germán Gil Yuste, retirado y de vacaciones en Vitoria, se hacía cargo del Gobierno Civil el día 21, acabando con la huelga general declarada el día anterior por los sindicatos. El Alzamiento había triunfado en casi toda la provincia de Álava, salvo el norte de ella.
         La huelga general  del día 20 se había gestado por los sindicatos obreros durante el domingo. Para ello se habían reunido en la casa de Antonio Buesa, de Juventud Republicana, sita en la calle Prado 2. La huelga se realizó, a pesar de que las "circunstancias" no le eran nada favorables, ya que los insurrectos habían tomado posesión de la ciudad. Dadas dichas circunstancias, la respuesta a la huelga no estuvo del todo mal. Parte de la Meta (Ajuria) paró, ninguno de los diarios de Vitoria, La Libertad y el Pensamiento Alavés publicó, no trabajaron las panaderías y parte del comercio cerró.
        En los siguientes días se realizaron detenciones y ejecuciones, “paseos”,  de personas vinculadas con partidos nacionalistas o republicanos y sindicalistas. Aunque comparada con otros lugares de España la represión en Vitoria fue menor, ésta alcanzó a 170 personas, la mitad de la media española. Estos sucesos más que por el número, que también, impactaron en los vitorianos y vitorianas por ser personas muy conocidas en la ciudad las que fueron "paseadas" para ser ejecutadas. Entre ellas se encontraba el Presidente de la Diputación, Teodoro Olarte Aizpuru,  fusilado el 18 de setiembre de 1936 en el pueblo de Bayas, cerca de Miranda de Ebro,  y el Alcalde de la ciudad, Teodoro González de Zárate,  varios concejales y personas destacadas de la oposición política, republicanos y nacionalistas fusilados el día 31 de marzo de 1937 en el puerto de Azáceta. Antes habían estado encarcelados en el convento del Carmen. Parece que la orden de ejecución vino dada por el general Mola con el fin de aterrorizar a la población vitoriana, algo tibia a su parecer. Del mismo modo, el 25 de junio de 1937, fueron ejecutados junto a la tapia del cementerio de Santa Isabel, el diputado provincial de Alianza Nacionalista vasca (ANV) José Placer, el poeta Esteban Urkiaga (Lauaxeta) y el coronel Arturo Llarch, jefe del "ejército de Euskadi, detenidos unos días antes.
 Otros datos son que, a mediados de 1937,  había en la ciudad 4.000 prisioneros y que el funcionariado fue depurado. Aparte de estos hechos contra las personas, se cerraron los locales de partidos y sindicatos con incautación de sus bienes. El censo de Vitoria, 1930, era de 40.641 habitantes.
La represión en Vitoria contra las personas consideradas enemigas por los sublevados, se incrementó a partir de la visita de Millán Astrain, el 24 de agosto de 1936, el cual consideró que las autoridades locales eran tibias en la defensa del Alzamiento. Millán Astrain realizó un desaforado discurso desde un balcón de la parte trasera del Banco de España, ante tropas del ejército formadas en el solar dejado tras el derribo del convento  de San Francisco. También asistieron numerosos ciudadanos, que asistieron a los ataques verbales de Astrain contra los considerados por él  enemigos de la Patria como comunistas y nacionalistas. El acto terminó colocando a los asistentes en fila, para que besaran la bandera de los insurrectos. 
Era notoria entre los levantiscos,  la impresión de  la frialdad con que los vitorianos habían acogido los acontecimientos de aquellos días del verano del 36. El propio gobernador civil, coronel Cándido Fernández Ichaso, vitoriano de los de siempre, llegó a declarar: "Es lamentable , pero es así, y hay que decirlo, Vitoria está dando una sensación de tibieza que contrasta con todo el resto de España". 
En cuanto a la represión ejercida por los golpistas contra los considerados sus enemigos, destacaremos a su principal ejecutor en Vitoria; se trata del carlista Bruno Ruiz de Apodaca Juarrero, Apodaca, como se le solía citar. Era un trabajador del calzado que ya había destacado en la Casa Social Católica por su labor propagandista. No fue al frente de guerra debido a alguna invalidez provocada por las heridas recibidas por disparos de la policía durante las algaradas de la Sanjurjada en 1932. Se alistó en la milicia carlista de retaguardia (El Requeté Auxiliar). Posteriormente se puso a las órdenes de los delegados de Orden Público de Vitoria, Pedro Alonso Galdós y el capitán de Artillería Alfonso Sanz, dirigiendo un pelotón de ejecuciones. La terrible represión se puso en marcha y al parecer Apodaca destacó entre los represores ya que él mismo llegó a vanagloriarse de haber matado a 108 personas. Este es el "legado" de Apodaca. Al finalizar la guerra, Ruiz de Apodaca trabajó como inspector de policía y se paseaba tranquilamente por las calles de Vitoria, yo mismo he sido testigo.

                                  



                                        El Diputado General de Álava, Teodoro Olarte Aizpuru


  Teodoro González de Zárate, alcalde de la ciudad



   Algunos edificios como éste fueron requisados por los golpistas. Casa Pando
                                                      (Acuarela de Carlos Badillo)


La aportación alavesa a la insurrección militar fue de 2.051 voluntarios, 465 eran vitorianos. Más de la mitad de ellos los aportó el carlismo y un tercio eran falangistas. El 26 de julio partió hacia Madrid una expedición de carlistas.

    Todas las instituciones o puestos de relevancia fueron rápidamente tomados por las fuerzas de derecha: carlistas, católicos, falangistas, viejos conservadores y muchos independientes de la antigua Unión Patriótica de Primo de Rivera, así como gentes con intereses económicos.

    Fue nombrado Presidente de la Diputación el Teniente Coronel Cándido Fernández Ichaso, Alcalde de Vitoria el Comandante retirado e industrial Rafael Santaolalla y Gobernador Civil José María Elizagárate Berrueta, posteriormente Diputado General.
De esta manera  entraba  Vitoria en la época más oscura de la España reciente. Primero una terrible Guerra Civil y después un régimen autoritario: la Dictadura de Franco.

Ya meses antes, el 18 de febrero de 1936, dos días después de que la derecha perdiera en las urnas el gobierno de España, el conservador diario el Pensamiento Alavés, tras renegar del sistema de sufragio, dejaba entrever un posible levantamiento militar. Sí llegaba, decían, sería  "porque Dios lo quiere" y tendría como misión "salvar a España y defender los imprescindibles derechos de la Religión". Incluso se hablaba en el artículo del hombre providencial y fuerte llamado a realizarla. Fue una especie de aviso en el que se anunciaba la disposición de las fuerzas conservadoras y radicales de derecha a continuar la actividad política por otros medios, llegando incluso a sugerir el uso de la fuerza.
Por otro lado, en otros medios como el semanario Álava Republicana, se denunciaba en primavera la existencia de una trama militar en la guarnición de Vitoria.
Esta trama denunciada por ese semanario  puede tratarse del plan de operaciones de los golpistas, que había elaborado el general Mola desde Pamplona, a partir del documento "Primera instrucción reservada", fechada el 25 de abril de 1936. Este documento fue distribuido a todos los mandos militares involucrados en la conspiración. Entre esos mandos estaban varios con un reconocido prestigio, como: el general Franco, destinado en Canarias, el general Cabanellas, al mando de la división de Zaragoza, el general Godet, al mando de la comandancia de Baleares y el general Queipo de Llano, inspector general de Carabineros.
El plan consistía en una insurrección militar escalonada a partir del levantamiento de las tropas del protectorado de Marruecos a los que seguirían el resto de los acuartelamientos de toda España. El objetivo era dar un Golpe de Estado que sustituyera el Gobierno de la República (legítimamente elegido en elecciones por el Pueblo) por un Directorio Militar. Para dirigirlo estaba previsto que fuera el general Sanjurjo, tras su vuelta del exilio de Lisboa. La fecha elegida por Mola  para el golpe fue la del 17 de julio del 36 desde Melilla.
Lo que no contaban los conspiradores, aunque tenían alguna sospecha, era que el pronunciamiento no iba a ser unánime en todos los cuarteles, ya que parte del Ejército, de la Guardia Civil y de la Policía Armada, se mantuvieron fieles al Gobierno de la República, por lo que se pasó del intento de un golpe de Estado a una guerra entre dos ejércitos que arrastró al país a una terrible Guerra civil.
Como dato curioso en el Pensamiento Alavés del día 17 julio del 36, una de las noticias de la página cabecera, en su titular dice: 
" Ante la jornada  del martes en el Parlamento.  El Presidente de las Cortes reúne a los representantes de las distintas minorías parlamentarias y les recomienda calma y serenidad, y que no lleven armas. A la misma no asistieron los representantes de las minorías socialista y cedista (CEDA)" 
"Que no lleven armas". ¡Cómo estaba la cosa en vísperas del Golpe de Estado!.

También, tomando el diario El Pensamiento Alavés del día 18 de julio, encontramos lo siguiente en su cabecera:
-"Por las consabidas causas ajenas a nuestra voluntad, hoy no publicamos información alguna"
"Nos vemos obligados a advertirlo, aun cuando la advertencia resulta innecesaria, siquiera sea como disculpa de omisiones que no nos son imputables".- El estado de alarma declarado el día 15 de julio había establecido la censura de prensa.
En la misma primera página de dicho diario aparece una noticia o notificación de última hora: 
-"A última hora se nos comunica que la misa organizada por Hermandad Alavesa que se iba a celebrar mañana domingo, queda suspendida y se celebrará en fecha más propicia a la celebridad que se trata"-  Iban a estar ocupados a  "otra cosa" el día siguiente.
Más adelante, en la misma página cabecera aparece otra notificación que dice:
-"Las autoridades del Frente Popular  afirman que la tranquilidad es completa en toda España. Lo consignamos"-
Esta nota iba en la línea de las autoridades republicanas de Vitoria de no intranquilizar a los vitorianos y vitorianas, aun ocultando la realidad.
La información veraz, en los momentos convulsos, es una de las primeras cosas secuestradas a los ciudadanos.


             Página portada del diario Pensamiento Alavés del día 18 de julio de 1936
                               Fuente: Biblioteca Virtual de Prensa Histórica

     Desarrollo de la guerra
Durante la guerra, los hechos de armas en relación a Vitoria, se limitaron a alguna incursión aérea del ejército republicano, parece que hasta cuatro entre septiembre y diciembre de 1936. como la del 17 de septiembre de 1936. Ese día sobre las once de la mañana, cinco aviones de la República bombardearon el cuartel del II regimiento de Artillería de Montaña. los aviones fueron tres Breguet XIX y dos Nieuport 52. Una bomba que cayó en el patio del cuartel mató a once artilleros y destruyó un cañón antiaéreo. Otra bomba explotó en la calle La Paz matando a la dueña del bar “La Sonsierra”, Juana Martínez,  situado en la manzana de casas frente al cuartel. que causó algunos daños en los cuarteles, así como la baja de algún civil que circulaba por los alrededores.
     Además, parece que bombardearon otros lugares estratégicos como la fábrica de Ajuria (La Meta),  el Polvorín Viejo,  Intendencia e Infantería y otras industrias. La peor parte se la llevo como hemos  dicho, los cuarteles de Artillería en la calle La Paz.
  Otro ataque sucedió el 20 de septiembre. Lo realizaron dos aviones republicanos sobre los mismos objetivos.  Esta vez hubo tres muertos, dos artilleros y una vecina de Judimendi, así como varios heridos.


Calle La Paz. A la derecha, cuarteles.      Archivo municipal  V.G.


En octubre de 1936, el obispo Mateo Múgica es de nuevo expulsado de Vitoria, aprovechando que había asistido en Roma a un  Congreso Internacional de la Unión Misional del Clero,  ya que era Presidente de dicha organización en España. El motivo de dicho acto fue al parecer, la tibieza demostrada por Mateo Múgica ante el nuevo régimen.

Otro hecho notable fue la caída por accidente de un caza alemán en la  Plaza de España. Sucedió el 28 de setiembre de 1936 a las ocho de la mañana. Con motivo de la llegada a Vitoria de un destacamento de seis aviones alemanes junto a sus correspondientes pilotos, el 26 de setiembre, las autoridades locales quisieron agasajarlos con una acogida calurosa, que incluyó, tras el recibimiento en el Ayuntamiento, una cena en el Círculo Vitoriano a la que acudieron personalidades civiles y castrenses. Ante este recibimiento y en señal de gratitud, los pilotos quisieron corresponder con un detalle.  Este consistiría en un vuelo bajo de uno de los aviones que pasaría sobre el Ayuntamiento con el fin de arrojar un ramo de flores a su paso. Tras pasar los pilotos el domingo descansando y según algunos  "reponiéndose" de los estragos de las fiestas de homenaje, el lunes 28, a primera hora y aprovechando unas maniobras que iban a desarrollar con sus aviones, el piloto elegido, Ekkehard Hefter, se dispuso a realizar la ofrenda prometida. Pero tal vez por un mal cálculo, exceso de arrojo o por una resaca mal curada... el caso es que al pasar sobre la plaza de España, según algunas versiones, su tren de aterrizaje tropezó con una de las chimeneas de sus casas, le hizo perder el dominio de su aparato y tras rozar con el tejado del antiguo kiosco de la música que había en medio de la plaza, se estrelló con su avión biplano Heinkel He 51A contra la esquina noroeste de dicha plaza, causando la muerte a dos personas, así como la suya propia. Otras fuentes indican que no se supo exactamente las causas del accidente, al parecer las chimeneas de la zona no presentaban daños. Existe una teoría que indica que el choque del avión se produjo con un árbol que existía en los patios del Círculo Vitoriano de la calle Dato, desviando su trayectoria.



     Avión caza – bombardero  alemán Heinkel He 51, como el estrellado en Vitoria

    Aparte del piloto alemán, el 2° teniente Ekkeherd Hefter, los fallecidos fueron Antonio Peral Maza, natural de Arredondo (Santander), de 29 años de edad, casado, de profesión lechero y domiciliado en la calle Correría n° 153, así como Vicente López de Lacalle Erauskin, natural de Maeztu, de 20 años de edad, soltero, de profesión herrero y con domicilio en la calle Herrería n° 50. Los dos primeros murieron al instante de la colisión y el  tercero en el Hospital Civil de Santiago cuatro horas más tarde. Se dice que se intentó echar las  culpas al Ejército republicano, tapando con pintura roja los símbolos alemanes de los restos del avión,  pero no cuajó la argucia. El piloto Hefter pudo ser el primer aviador alemán muerto en España, aunque en esta ocasión no fuera en combate.





                         Imagen del incendio producido tras la caída del avión alemán



                       Esquela  mortuoria que recuerda a los muertos del accidente del avión alemán.
    
    Vitoria hizo la función  de capital de retaguardia en la  "Batalla del Norte", sede del Estado Mayor del ejército de Franco, nudo de comunicación, aprovisionamiento y base para las operaciones aéreas (como el bombardeo de Gernika)  desde el recién construido aeródromo de Elorriaga, Salburua. (Primero José Mtz. de Aragón y luego General Mola) que sustituyó al viejo aeródromo de Lakua. Vitoria vivió las idas y venidas de la tropa hacia el frente y sus cuarteles llenos de todo tipo de tropas, aparte de soldados españoles hubo alemanes e italianos.


   Esta maqueta de avión indica el lugar donde estuvo situado el aeródromo de Salburua en el barrio del mismo nombre.


   Una placa recuerda el hecho de que de este aeródromo partieron parte de los aviones alemanes que masacraron Gernika.



                                       
                         Desfile militar junto al parque de La Florida         Archivo municipal de V.G.


                                                                                                      Archivo municipal V.G.


Acabada la Guerra Civil, vinieron los largos años de la posguerra, con las secuelas que dejaron en muchas familias vitorianas las depuraciones habidas. Con todo  ello  llegó la Dictadura, que mientras supuso una oscura etapa privada de libertades y otros derechos cívicos, como contraste supondría la etapa más brillante en cuanto al desarrollo urbano e industrial de la historia de Vitoria hasta ese momento.


 Para saber más:

"Álava en sus manos"   Varios      Edit. Caja P. de Álava 1983

"De Túbal a Aitor"   Iñaki Bazán (direct.) Edit. La esfera de los libros. 2002

"Vida de la Ciudad de Vitoria" Tomás Alfaro Fournier Edit Dip. foral de Álava. 1996

"Síntesis de la Historia del P. Vasco" Martín de Ugalde Edit. Elkar S.A. 1983

"Historia de Vitoria" P.Manzanos y J.M. Imízcoz Edit. Txertoa 1997

"Rincones con renombre" Elisabeth Ochoa de Eribe y Ricardo Garay   Edit. Fundación  Mejora 2012

"La Ciudad Levítica" (Vitoria 1876 - 1936) Antonio Rivera Edit. Dip. Foral de Álava  1992

"Historia de Álava"   Antonio Rivera y otros. Edit. NEREA  2003

" Una ciudad desencantada" Tomás Alfaro Fournier  Edit.Dip. Foral de Álava 1987

"Vitoria. El libro de la Ciudad"  Eulogio Serdán     Edi. Amigos del País Vasco 1985

"Vitoria en su marco"              Varios          Edit. Ayunt. Vitoria - Gasteiz   1994

"Hefter fue el primero" Vitoria, septiembre de 1936    Óscar Bruña Royo  Historia Militar 2000

"La nueva Covadonga insurgente"    Javier Ugarte Tellería   Edit. Biblioteca Nueva S.L. 1998

"Vitoria: Transformación y cambio de un espacio urbano"  Manuel Antonio Zárate Martín  Boletín de la Institución Sancho El Sabio  Tomo XXV  1981

"Historia mínima de la Guerra Civil española"  Enrique Moradiellos Turner publicaciones  2016

"Historia de dos maestros"   Ricardo Cámara del Álamo  Edit. Hispano Europea  S.A.  2020

"75 Historias perdidas de Álava" Francisco Góngora  Ed. Diario El Correo S.A.U. 2022


  







1 comentario:

Pedro Morales Moya dijo...

El restaurante afectado por la bomba que alcanzó a una persona, no se llamaba"Marina", sino "La Sonsierra". "Marina" fue el nombre que después de la guerra le puso el nuevo dueño del local.
El accidente del avión alemán que cayó y se incendió en la plaza de España, con ocasión de la despedida que ese día daba la escuadrilla que salìa de Vitoria para una misión militar, nunca dejó rastro de la chimenea contra la que dicen chocó o rozó el avión, sencillamente porque no hubo tal choque o roce. No se supo la causa del accidente. Pedro Morales Moya. Periodista y escritor.