miércoles, 12 de febrero de 2025

NOTAS SUELTAS DE LA HISTORIA DE VITORIA- GASTEIZ

                                   1025 - 2025 MILENARIO DE GASTEHIZ   


                                        VITORIA- GASTEIZ, DE ALDEA  A CAPITAL DE EUSKADI

    Nuestra ciudad ha pasado a lo largo de la Historia por una evolución que le ha llevado, de ser una pequeña aldea enclavada en el centro de la Llanada Alavesa, Gastehiz, a ser la capital política de Euskadi, Vitoria - Gasteiz.

   La primera noticia escrita conocida sobre la existencia de Gastehiz, con esta nomenclatura, es del año 1025, es decir ahora 1.000 años. Se trata del Documento de la Reja de  San Millán de Suso o de la Cogolla, donde aparece Gastehiz como una de las otras aldeas alavesas (306) que debían pagar a este convento un tributo consistente en rejas de arado, en el caso de Gastehiz, tres, unos 20 Kg. de hierro una por cada 10 vecinos (30 casas) El conocido como documento de La Reja de San Millán, es un apartado de los 750 documentos del cartulario "Becerro Galicano" escrito en ese monasterio de San Millán durante el periodo que va del año 759 hasta el 1194.

   Ya tenemos el conocimiento de Gastehiz como aldea. Pero las cosas van cambiando y en el año 1181, el rey navarro Sancho VI "El Sabio" le asciende de categoría, nombrándola "villa realenga", es decir que quedaba bajo la protección del rey ante la nobleza que la pretendía. Además, le cambia el nombre denominándola como villa Victoria o Nueva Victoria.

  Victoria, en el año 1200, cambia de rey, al pasar de estar en la jurisdicción de Navarra a la de Castilla, Esto, tras ser conquistada por el rey castellano Alfonso VIII tras siete meses de asedio.

    Pasa el tiempo y en los documentos escritos, Victoria va perdiendo la letra "C" convirtiéndose en villa de Vitoria.

   La villa de Vitoria va prosperando por su situación de privilegio, al estar situada en el Camino Real hacia el vecino reino de Francia. Comerciantes, artesanos, etc. se instalan en Vitoria contribuyendo a su florecimiento. Todo esto hace que el rey de Castilla Juan II, estando éste en Medina del Campo, Valladolid, el veinte de noviembre de 1431, le concedió el privilegio (título) de "Ciudad". Ya no es aldea, tampoco villa, ahora es CIUDAD, la ciudad de Vitoria.

  Seguimos la evolución, damos un salto en el tiempo.

    Nombramiento de Vitoria - Gasteiz como capital de Euskadi.

   Tras la muerte del Dictador Francisco Franco, en noviembre del año 1975, España inicia un nuevo tiempo, democrático. El estado cambia de forma y pasa de uno centralista, en el que todo se dirigía desde Madrid, a un Estado conocido como autonómico, en el que las antiguas regiones o nacionalidades van tener autonomía. Así es como se constituye la Comunidad Autónoma Vasca o Euskadi en el año 1979 y es el 23 de mayo de 1980, cuando el Parlamento Vasco designa a Vitoria  como "capital"  de la Comunidad Autónoma del País Vasco, Euskadi.

  Para terminar: Vitoria a secas pasa a ser Vitoria- Gasteiz. En el año 1983 y por decisión de la Corporación municipal, Vitoria pasa a ser VITORIA - GASTEIZ, en recuerdo de la aldea, Gasteiz, que dio origen a todo este proceso que hemos comentado.


                                          LA LEYENDA DE LAS BERZAS


     Existe una leyenda que pudiera tener relación con el  incendio que arrasó la primera villa de Victoria. Sabido es que las leyendas son eso, leyendas, pero éstas siempre suelen tener un poso de historia. ¿Por qué se atribuye a los vecinos de Abendaño el incendio de Victoria? ¿Cuál fue el motivo de tal tropelía? Conozcamos la “Leyenda de las berzas“ y tal vez tengamos las respuestas.

     Al decir de Floranes, unos caballeros llamados Abendaños, residentes en la aldea de ese nombre, enclavada a orillas del río llamado también Abendaño, y en el lugar donde existe todavía la iglesia de San Martín, trataron de imponer a los de Victoria las mismas gabelas que hacían pesar sobre sus vasallos y collazos, fundando tal pretensión en la circunstancia de haber sido construida Victoria en terrenos de su propiedad.
     No debía de estar muy claro este alegato del dominio territorial, cuando los vitorianos se negaban a someterse a las exigencias de aquellos ya que eran una villa real, no dependiente de nobles. Y así, creyendo ambos tener razón y seguir cada uno en su posición, se creó entre ambos pueblos, Victoria y Abendaño, una enemistad muy grande, exacerbada con la persecución de que, a finales del siglo XII, hicieron objeto los Abendaño a los vitorianos, y que llegó a adquirir proporciones tales que, según Lope García Salazar, citado por Floranes: Los del Concejo de Victoria se fueron a querellar al rey de Navarra, su señor, y lo hallaron en una huerta junto con otros señores. El rey navarro Sancho El Fuerte tras conocer las demandas de los vitorianos, tomo una espada y cortó con ella más de diez berzas y les dijo después: “- Vos los de Victoria mirad, a los que os fustigan debierais hacer como yo he hecho con estas berzas”.




Sancho "El Fuerte" dando "consejos" a los vitorianos.

     Parece ser, que los de Victoria tomaron al pie de la letra el consejo real, y tras volver a la villa, se levantaron una noche y se fueron sobre aquellos caballeros de Abendaño... que estaban descuidados y los mataron a todos con sus hijos y con sus mujeres y con toda su generación excepto a Pedro Ortiz de Avendaño, entonces una criatura de dos años y su nodriza que pudieron escapar de la matanza refugiándose en Arratia.
     Hasta aquí son los hechos relatados por la leyenda, pero a partir de ella podemos tal vez intuir posibles hechos históricos. Puede ser que el ataque a Abendaño existió, aun sin consejo real. Este ataque a los señores de Abendaño pudo afectar a los lugareños de la aldea de Abendaño que acudirían en defensa de sus amos, resultando de ello numerosas bajas entre la población. Posteriormente, los supervivientes pudieron tomarse la revancha incendiando en la noche de Jueves Santo de 1202 la villa de Victoria. ¿Dónde acaba la leyenda y comienza la historia?



                                                       LA VARONA
 
    Merece la pena hacer un apartado en el contexto convulso, que hemos relatado en párrafos anteriores, de conflictos entre los reinos peninsulares de Aragón, León, Castilla y Navarra, en los que hemos visto que Álava, unas veces está bajo la jurisdicción de Navarra, otras de Navarra y Aragón, otras de Castilla..., según los intereses de los distintos reinos, para destacar la figura de María Pérez "la Varona". ¿Historia o leyenda?
   En el año 1109, en uno de los numerosos enfrentamientos por territorios entre el reino de Castilla y  León contra Aragón aparece María Pérez.
  Los hermanos de María, Albar y Gómez Pérez,  luchaban a favor del rey de León, Alfonso VII. Éstos acudieron a Atienza (Guadalajara) para luchar contra el rey aragonés Alfonso I, dejando a María en casa. Sin embargo, ésta se vistió con la armadura de la familia y acudió al combate con ellos. Tras la reyerta, María se separó del resto de las tropas y se topó inesperadamente con el rey de Aragón, Alfonso I "el Batallador". María fue capaz de derrotarlo en lucha cuerpo a cuerpo y capturarlo. Se dice que la lucha duró toda la noche. (En el pueblo de Villanañe puede observarse una estatua heráldica en honor a María que la representa con el yelmo en el momento en que derrotó al rey de Aragón).
    Dicen que, tras la batalla, Alfonso I, el rey de Aragón, le dijo admirado: "Habéis obrado, no como débil mujer, sino como fuerte varón y debéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en memoria de esta hazaña usaréis las armas de Aragón". Otras fuentes señalan que fue el rey castellano Alfonso VII el que le cambió el apellido Pérez por el de Varona, al tener conocimiento del hecho realizado por María.
     La Varona también participa en combates contra los musulmanes a los que arrebata, plazas como Toro, Torquemada o Dueñas, llegando a ser señora de 40 villas en Castilla. A María Pérez, "La Varona", sí que se le puede atribuir aquello de: "Mujer de armas tomar"
     De todas formas, hay quien duda de que fuera a Alfonso I "El Batallador" a quien derrotara María, por ejemplo, el investigador Vidal Fernández de Palomares comenta que es posible que con quien en realidad se enfrentó fue con Pedro, hermano de Alfonso I. Pedro tenía entonces 15 años, lo que hace más creíble esta versión que la anterior.
    María, al enviudar tomó los hábitos y está enterrada, según la familia, en el monasterio de San Salvador de Oña.

    
                                                 Alfonso I "El Batallador" por Pradilla

    Los Varona proceden de la casa torre ubicada en Villanañe (Valdegobía), casa torre, construida entre finales del s. XIV y principios del XV y  perfectamente conservada en la actualidad. Por ella han pasado hasta estos momentos hasta 27 generaciones.
    Como dato anecdótico diremos que a los habitantes de Villanañe les llamaban "Los callaranas". Esto viene debido a que, al parecer, en las cálidas tardes del verano, los de Villanañe tenían que hacer callar a las ranas que pululaban en el foso de la casa -palacio. De esa manera los señores podían "echar la siesta" plácidamente.
     

                                                     JUDIMENDI

EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS VITORIANOS



Monumento en el Parque de Judimendi en recuerdo de los judíos vitorianos. Su autora es la artista israelí Yael Artsi - Moyal

     Tras dos siglos largos de convivencia en Victoria de la Comunidad israelita, que ya aparece documentada en el siglo XIII (1256) dentro del obispado de Calahorra, y como consecuencia del Decreto de expulsión de los judíos dictado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492, los judíos vitorianos tuvieron que abandonar la ciudad.
Probablemente, la comunidad judía comenzó a instalarse en Victoria desde el primer momento de su fundación.
     Los judíos vitorianos vivían en la calle Judería, una de las tres formadas bajo la autorización de Alfonso X de Castilla. Este detalle nos indica que su número sería ya notable en esas fechas.  Su sinagoga posiblemente estuvo asentada donde hoy se levanta la capilla del Hospicio. En el siglo XV la comunidad la formaban en torno a ciento veinte o ciento cincuenta familias, que suponía el 8% de la población. Era la más numerosa del País Vasco.
    Durante los primeros siglos de estancia en Vitoria, la comunicación entre judíos y cristianos parece que fue más o menos cordial, siendo el barrio judío un lugar abierto y con mucha actividad. Este trato tenía sus limitaciones, fijadas por las Ordenanzas, pero para nada era un gueto.
     Las ocupaciones principales de la comunidad judía fueron las de recaudadores de impuestos, prestamistas, médicos, comerciantes, artesanos, sastres y campesinos entre otros trabajos.
     La comunidad judía estuvo dirigida de modo oligárquico por una minoría que detentaba el poder económico.
     Pero en los comienzos del siglo XV, a pesar de que en Victoria no se dieron las represiones y persecuciones a judíos que se habían dado de cuando en cuando en otros puntos de Castilla y Aragón (progroms), el ambiente se fue enrareciendo en cuanto a las relaciones entre judíos y cristianos y tampoco nuestra ciudad se vio libre de prejuicios contra esa comunidad. Cuenta la tradición, que San Vicente Ferrer estuvo en la villa a principios del siglo XV, predicando y convirtiendo a cuatro de las principales casas de judíos vitorianos. Además, en los años próximos a la expulsión se endurecieron las medidas discriminatorias para la comunidad judía que vivía en la calle Judería. Ya en 1428 se dictaron las primeras y duras medidas contra la comunidad judía vitoriana.



San Vicente Ferrer

     Posteriormente, en las ordenanzas municipales promulgadas en 1487, basadas en el Código de las Partidas de Alfonso X, había unas disposiciones que restringían la actividad de los judíos fuera de la aljama; se prohibía la entrada en ella a mujeres cristianas mayores de diez años, otra disposición les prohibía trabajar los domingos, se les obligaba llevar señales coloradas... Otra señal de la intolerancia creciente fue el asalto a la sinagoga en 1488. Al parecer un numeroso grupo de vitorianos cristianos entraron en el barrio judío y su sinagoga en donde amenazaron, insultaron e incluso agredieron a los judíos presentes.

     En 1491, el Concejo ordenó cerrar con un muro un acceso que comunicaba la judería con la calle Pintorería, por lo que el barrio judío quedó con una sola entrada, la abierta en la muralla, el Portal del Rey. Entonces sí se convirtió en un gueto. Otro caso es el injusto juicio y suplicio a Jacob Tello, declarado luego inocente.
     Una vez conocido el Edicto de expulsión, gran parte de los judíos vitorianos se marcharon; aunque algunos se quedaron después de convertirse al cristianismo.
     Tras la expulsión, en 1493, la judería pasaría a llamarse calle Nueva Dentro por contraste a la nueva calle que se había ido formando fuera de la muralla, Nueva Fuera.





Actual calle Nueva Dentro (Judería)

     Ante la posibilidad de quedarse la ciudad sin físicos (médicos), y mientras se encontraba un médico cristiano, el Ayuntamiento consiguió que el licenciado Antonio Tornay se quedara en Victoria, aun siendo judío. (Según J. Ramón Díaz de Durana, Tornay era judeo–converso)     

     Por cierto parece ser que el primer médico contratado por el Ayuntamiento vitoriano, en 1428, también era judío: David Oñate. Antonio de Tornay venía ejerciendo la medicina en Vitoria desde tiempo atrás. De tal modo que ya en 1483, se puede ver en los libramientos del Ayuntamiento que este médico cobraba una cantidad de 3.000 maravedíes. Por cierto, que al quedarse en Victoria vio aumentados sus honorarios hasta una cantidad 10.000 maravedíes, teniendo que respetar una serie de condiciones. En el verano de 1493, Antonio de Tornay fue sustituido por Paulo Martínez de Vitoria, por lo que el médico judío abandonó la ciudad, como lo habían hecho antes sus correligionarios. Otros que ejercían la medicina, de forma privada, fueron el converso Pedro Sánchez de Bilbao (Padre de un rico comerciante) y su hermano Joannes.
     Posteriormente a la expulsión vinieron los recelos y la desconfianza para los judeo-conversos. Así en enero de 1493, fue asesinado por García de Mendoza Juan Sánchez de Bilbao, el rico comerciante converso. El colmo de la intolerancia fue que su padre, que había fallecido años atrás, en 1473, fue condenado por hereje y quemada su efigie. Años más tarde, el hijo de Juan hospedó en su casa, la Casa del Cordón, al futuro Papa, Adriano VI. No por ello se libró de la desconfianza siendo vigilado por la Inquisición.
     La sinagoga pasó a ser Escuela de Letras, dirigida por Pedro Díaz de Uriondo.
     La Comunidad judía cedió a la Ciudad el campo de Judimendi (En euskera: monte de los judíos), en el que tenían establecido su cementerio, para que fuera destinado a tierra de pastos, sin que se construyese sobre él. Según un documento fechado en 27 de junio de 1492, Vitoria se comprometió, con el juramento de su procurador Juan Martínez de Olabe,  a que nunca se rompería ni araría dicho término salvo que quedaría para servicio público. La ciudad de Vitoria lo ha respetado siempre, aunque en 1952, se firmó un contrato entre Vitoria y el Consistorio israelita de Bayona por el que se libraba a la ciudad de dicho compromiso. Un monolito ubicado en el parque del mismo nombre, también conocido como Polvorín Viejo, lo recuerda.


    El monolito anteriormente citado tiene una placa que indica lo siguiente:

- EN ESTE LUGAR ESTUVO EL CEMENTERIO ISRAELITA QUE LA ALJAMA DE VITORIA CEDIÓ PERPETUAMENTE A LA CIUDAD EN 27 DE JUNIO DE 1492

LA CIUDAD Y SU AYUNTAMIENTO RESPETARON LEALMENTE LAS CONDICIONES DE LA CESIÓN DURANTE 460 AÑOS, HASTA QUE, EN 27 DE JUNIO DE 1952, FUE LIBERADA DE ELLAS POR CONVENIO SUSCRITO EN ESTA FECHA CON EL CONSISTORIO ISRAELITA DE BAYONNE (FRANCIA) -


     Hace unos años se construyó un aparcamiento subterráneo en este lugar, pero en su parte superior se mantiene un jardín. Además, se ha erigido un nuevo monumento que recuerda a los judíos vitorianos (foto de la cabecera).


EL JURAMENTO DE ISABEL LA CATÓLICA




     Isabel La Católica juró respetar los fueros locales en una visita que hizo a la ciudad en 1483.
     Durante la ceremonia de la jura, todas las puertas de la ciudad se mantuvieron cerradas y no se abrieron hasta que se terminó la ceremonia. Entonces, la reina junto a las autoridades locales que le acompañaban, entró en Victoria seguida por el lucido séquito de su Corte. En él figuraba el Cardenal de España don Pedro González de Mendoza.
     En este acto estuvo representando a la provincia su primer Diputado General, Lope López de Ayala. Dio fe del juramento de la reina, Diego Martínez de Álava, alcalde de Vitoria, el cual posteriormente sería el segundo Diputado General que ha tenido Álava.
     Con este motivo existe una placa situada en una fachada de uno de los edificios del inicio de la calle del Portal de Arriaga, lugar donde estuvo posiblemente el portal de entrada al interior del recinto amurallado de la ciudad por su parte norte.

    En dicha placa figura un texto que indica lo siguiente:


"E JURO DE LOS GUARDAR E OBSERVAR E NO LOS QUEBRANTAR SUS PREVILEJOS E LIBERTADES E FRANQUEZAS E SENTENCIAS E USOS E COSTUMBRES QUE ESTA DICHA CIUDAD DE VITORIA TENÍA E TIENE.

22 de setiembre de 1483"




    Según Tomás de Alfaro, Don Fernando acudió junto a su esposa, la reina, unos días más tarde. Permanecieron en la ciudad medio mes, celebrándose distintas fiestas en su honor.


                                                  ADRIANO VI, PAPA


Otro acontecimiento señalado de aquella época, es el nombramiento como Papa del Cardenal Adriano de Utrecht, Regente del Emperador Carlos I, al haberse trasladado éste a Alemania en 1520. El Cardenal se encontraba circunstancialmente en Vitoria en su condición de Regente, con el fin de dar respuesta al ataque que había realizado Francisco I de Francia, en el que además de conquistar Fuenterrabía, había invadido Navarra pretextando los derechos del francés Juan de Labrit en el antiguo reino.
Se hallaba residiendo el Cardenal en las casas del bachiller Añastro en la calle Herrería, cuando llegaron noticias de que el Cónclave reunido en Roma para la elección de Papa que había de suceder a León X, desde el 27 de diciembre de 1521, después de once escrutinios, había elegido al cardenal de Tortosa, Adriano Forisze, el 9 de enero de 1522.
La primera noticia fue comunicada por Blas Ortiz, vicario de la diócesis de Calahorra, a la que entonces pertenecía Vitoria, el cual llegó con la noticia el 24 de enero. Pocos días después, el día cinco de febrero, llegó el noble español Astudillo, trayendo desde Roma el Breve de la Sagrada elección del Papa con el que se confirmaba la noticia. Parece ser que se retrasó por la nieve que había caído aquellos días.
Al tener noticia de ello, el nuevo Papa, Adriano VI, trasladó su residencia a la casa de
Juan Sánchez de Bilbao, en la Cuchillería, conocida por la del “Cordón”, dado que era una vivienda más adecuada para alojarle, dada su nueva condición. Posteriormente el 16 de febrero hizo la fórmula de aceptación del Pontificado en el inmediato convento de San Francisco.
Con motivo de celebrar este hecho, se organizaron fiestas en la ciudad. Asistiendo al mismo tiempo a la llegada de numerosas personas que con la disculpa de felicitar al nuevo Papa, buscaban obtener de él: privilegios, favores y cargos destacados.
El 12 de marzo, el Papa Adriano VI emprendió su viaje a Roma.


Adriano VI a las puertas de la Casa del Cordón.   Dibujo de Sáez de Tejada


    Vitoria - Gasteiz puso a una calle el nombre de Adriano VI en recuerdo de ese hecho. Y a la plaza en la que confluye en nombre de Plaza de Lovaina. 




Placas en recuerdo de estos sucedidos. La primera de 1960, recordando su nacimiento. La segunda de 2022, en el quinientos aniversario de su nombramiento como Papa. 


                                         LA JURA SOBRE EL MACHETE

     Merece capítulo aparte, por su singularidad, el nombramiento del Procurador General.

     En el Capitulado de los Reyes Católicos de 1476, se dispone que la elección de los cargos del Concejo vitoriano se hiciera el día de San Miguel en el altar mayor de la iglesia del mismo nombre.
     El Procurador General Síndico de Vitoria, después de haber jurado su cargo en la mencionada iglesia, lo ratificaba sobre un machete en la plaza existente a espaldas del altar mayor, con el que se le amenazaba si no cumplía las obligaciones que le correspondían, que eran las de defender los derechos y leyes de la Ciudad. La frase de rigor era la siguiente: ”Con éste me quiten la vida si no hiciera todo lo que conviene para la defensa de esta ciudad y su jurisdicción.” La ceremonia se celebraba con gran concurrencia de gente y con el acompañamiento de clarines y tambores.
     Esta curiosa costumbre se vino celebrando hasta el año 1841, tras la Primera Guerra Carlista. A partir de esa fecha la composición del Ayuntamiento se hacía como en el resto de España, y no contemplaba este cargo.
   Dicho cargo venía a ser, salvando las distancias, como el "Defensor del Pueblo" actual (Ararteko)

     Este acto es recordado con la plaza que lleva su nombre: "Plaza del Machete"





Plaza del Machete


Urna con la reproducción del machete en la plaza del mismo nombre


                                              LA CARTA AL ZADORRA

Aunque no se ha hallado prueba documental, parece ser que el rey Alfonso VIII hizo la promesa consistente en que los reyes castellanos respetarían los fueros y privilegios de Vitoria, mientras el río Zadorra siguiera su curso hacia el Ebro. Para conmemorar este hecho se celebraba una ceremonia consistente en arrojar una carta al Zadorra, para dar testimonio de que el agua se llevaba el papel, que el río seguía su curso, con lo que se confirmaban los fueros de Vitoria. Se realizaba el 24 de junio, día de San Juan, y junto a la ermita de San Juan de Arriaga se realizaban fiestas, se corrían toros y otros divertimentos para los asistentes. A finales del siglo XVI se daba a los participantes guindas, bizcochos y vino blanco. Esta ceremonia fue conocida hasta mediados del siglo XIX, 1841, aunque ya solamente iba el Procurador Síndico, con acompañamiento de maceros, clarineros y un escribano que daba fe del hecho.

                                             FUGA DE MONJAS - 1650

   El 3 de diciembre de 1650 tuvo en Vitoria un hecho curioso, la fuga de unas monjas que vivían en el convento de la Magdalena de Vitoria.
  Este hecho viene derivado de una serie de pleitos entre los Carmelitas Descalzos y Los Recoletos Franciscanos por ver cuál de estas dos congregaciones de frailes se instalaban en Vitoria, concretamente en el convento de La Concepción (San Antonio) El fallo del pleito dio la razón a los Recoletos en el año 1548. Este fallo frustró los deseos de la Comunidad de Carmelitas Descalzas de La Magdalena, que durante mucho tiempo esperaban que llegara a Vitoria una Comunidad de monjes Carmelitas Descalzos, es decir de su orden, que les asistieran en sus necesidades eclesiásticas y espirituales. Este hecho enquistado en el ánimo de las monjas, es lo que las llevó a solicitar los permisos eclesiásticos para  trasladarse a la ciudad de Logroño, donde sí había una Comunidad de Carmelitas Descalzos. La decisión era firme, incluso si las autoridades locales lo negaran, entonces lo harían de incógnito. También parece que influyó el que  había un cierto descontento con las autoridades locales en cuanto al apoyo a las necesidades de las monjas de la Magdalena.
   En la primavera de 1650, tanto los superiores de descalzos, como el Obispo de Calahorra, concedieron el permiso para levantar la fundación y trasladarse a la ciudad de Logroño.
   Al comprobar que las autoridades de Vitoria no estaban de acuerdo con esta decisión, las monjas Descalzas acordaron la salida furtiva y de incógnito.
   El encargado de preparar el traslado de las monjas y el alojamiento provisional fue el Prior de Logroño, Padre Diego de la Cruz.
   En Vitoria tuvieron la ayuda de D. Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Lacorzana. Al parecer, una hermana era monja en el convento de La Magdalena y estaba de acuerdo con la decisión tomada por las monjas.
    Para el traslado se preparó una caravana de seis carros. En ella irían las 18 monjas, algunos acompañantes, entre ellos el Prior de Calahorra, y el ajuar indispensable.
Tras sigilosos preparativos, la salida se hizo a las 2 de la madrugada del día 3 de diciembre de 1650, encaminándose hacia Logroño. La marcha se hizo muy penosa, ya que la noche las acompañó con un temporal de agua, barro y viento, la lluvia intensa hizo que los caminos se embarrasen y llenaran de agua al desbordase algunos riachuelos,  dificultando el avance de los carros. En trece horas sólo pudieron llegar a La Puebla de Arganzón. Allí pasaron la noche.
    El día siguiente amaneció con total normalidad en el convento de la Magdalena de Vitoria. Nada hacía sospechar que estuviera vacío. Las campanas del convento sonaban puntualmente cuando correspondía a cada oración. Para ello, las monjas habían dejado encargado de ello a un mozo de Calahorra. Esto les permitiría poner tierra de por medio.
   Se descubrió el engaño cuando llegó una misiva destinada al alcalde de la ciudad. La Priora Madre Jacinta de Jesús María había dejado dos cartas informando de la marcha, una destinada al Prior de los Dominicos y otra al alcalde. Pero, la persona encargada por la Priora, entregó las dos cartas al Prior de los Dominicos y este demoró a propósito la entrega al alcalde con el fin de dar tiempo extra a las monjas en fuga. Para cuando llegó la noticia al alcalde eran ya las dos de la tarde. En ese momento convocó a sesión al Ayuntamiento, donde el alcalde informó a los concejales del hecho leyéndoles la carta. Se decidió entonces enviar unos emisarios en busca de las monjas con el fin de traerlas de regreso a Vitoria.
   La comitiva estaría dirigida por don Francisco Aguirre y Álava, Diputado General de Álava (Tenía mando en tropa), al que acompañaría el Procurador General de la Ciudad y un grupo de jinetes armados con arcabuces.  Pronto llegarían a La Puebla donde se hicieron con los carros que habían utilizado las monjas y cercaron las casas donde estaban alojadas las monjas.  Al día siguiente, unos y otras iniciaron el regreso a Vitoria, llegando a media tarde. Antes de salir de La Puebla, el alcalde de esta población y el cura Vicario intentaron evitar la salida, pero fue en vano la intentona ante la determinación del Diputado General. Por cierto, éste puso por delante su deber institucional ante el amor filial, una hermana de don Francisco estaba entre las expedicionarias, la hermana María de la Resurrección. 
   Esta vuelta forzada disgustó sobremanera a las Carmelitas Descalzas, llegando a hacer una especie de huelga de brazos cruzados, no abriendo las puertas de la iglesia ni tañendo las campanas durante unos días. 
   En vista de ese malestar creado en el convento de la Magdalena, el Ayuntamiento, en su sesión del día 10 de noviembre de 1651, aprobó cesar en la insistencia en que se quedaran en Vitoria las Carmelitas Descalzas. Entonces la Iglesia inició los trámites para que pudieran instalarse en Logroño como era su intención. Así el día 30 de noviembre de 1651 iniciaron el camino hacia la capital riojana cumpliendo así su deseo.
  
                      EL DOS DE MAYO VITORIANO

   Se puede decir que todo el mundo conoce la reacción del pueblo de Madrid, levantándose contra lo que consideraban una invasión en toda regla del territorio español, por parte de las tropas napoleónicas. Es el conocido como "El 2 de mayo de 1808" y las consecuencias posteriores de este hecho, la Guerra de la Independencia.
   Pero es que unos días antes, en nuestra ciudad, Vitoria, tuvieron lugar unos hechos que no han trascendido tanto, pero que fueron un antecedente de lo que días después iba a suceder en Madrid.

    Alentado por Murat, el 14 de abril de 1808, llegó a Vitoria el rey Fernando VII  acompañado entre otros  por el canónigo Escoiquiz, su consejero. La finalidad del viaje consistía en que Napoleón le confirmara en el trono que había usurpado a su padre, Carlos IV en el Motín de Aranjuez,  por ello se instaló en la Ciudad  en espera de la llegada del Emperador.    
     Posteriormente llegó  una comunicación de Napoleón que invitaba a Fernando VII negociar  en Bayona. Esto hizo dudar a varios miembros de la comitiva del Rey;  pero éste se dejó llevar  de los consejos del canónigo Escoiquiz  y ordenó preparar la marcha hacia Bayona.  Algunas autoridades, como el alcalde Francisco Javier de Urbina e Isunza,  le sugirieron una retirada hacia el sur de España, pero el Rey no atendió esta sugerencia.



                                             El rey Fernando VII, por  Vicente López

    En la madrugada del día 19, viendo que el rey iba hacia una trampa urdida por Napoleón Bonaparte, algunos vitorianos, dirigidos por el industrial Martín Susaeta y el señor Rico, popular alguacil, intentaron  evitarlo. Para ello se   abalanzaron sobre la carroza,  cortaron los tirantes,  y soltaron  las mulas.  Estos hechos sucedieron  en la que actualmente conocemos como calle Benigno Mateo de Moraza. Horas después el Diputado General  ordenó leer un bando por toda la Ciudad que decía así:
    “De orden del Rey nuestro señor, mando a todos los vecinos, habitantes y moradores de esta Provincia que en la salida que está para hacer Su Majestad a la provincia de Guipúzcoa guarden la moderación y no interrumpan a ninguno de los que acompañan a su real persona, por convenir esta soberana resolución a su servicio y a la felicidad de la nación. Y cualquiera que contraviniese a ella directa o indirectamente, sufrirá la pena de presidio y demás que haya lugar, según las circunstancias. – Vitoria, 19 de abril de 1808. Pedro Echevarria“
     Fernando VII también publicó un edicto que decía:
    “El Rey está  agradecidísimo al extraordinario afecto de su leal pueblo de esta Ciudad y provincia de Álava; pero siente que pase de los límites debidos, y pueda degenerar en falta de respeto con pretexto de guardarle y conservarle, conociendo que este tierno amor a su real persona y el consiguiente cuidado son dos móviles que le animan, no puede menos de desengañar a todos y cada uno de sus individuos que no tomaría la resolución importante de su viaje si no estuviera bien cierto en la sincera y cordial amistad de su aliado el Emperador de los franceses, y de que tendrá  las más felices consecuencias; les manda, pues, que se tranquilicen y esperen, que antes de cuatro o seis días darán gracias a Dios y a la prudencia de su Majestad de la ausencia que ahora les inquieta”.




  Calle Mateo Moraza, lugar donde se dieron los hechos relatados.

     Apaciguados los ánimos por  estos mensajes de las  autoridades locales y del mismo Fernando VII y repuesto el tiro,  mediada la mañana,  el Rey partió hacia Francia precedido por un escuadrón de franceses.  Cerraba la comitiva el Diputado Foral, el Comisario por Ciudad y Villas y una guardia de caballería, formada por 22 jóvenes pertenecientes a las más linajudas familias  alavesas.  De ese modo Fernando VII  marchó hacia Bayona donde  quedaría cautivo de los intereses de Napoleón, que impuso en su lugar como rey de España a su hermano José Bonaparte. Para ello le hizo devolver el trono a su padre Carlos IV.


                              GOLPE DE ESTADO EN VITORIA
                                   La insurrección de Montes de Oca
    
    Durante la regencia del general Espartero, duque de la Victoria, el cuatro de octubre de 1841, el ex ministro de Marina y Comercio, Manuel Montes de Oca, apoyado por el comandante  General de la Plaza Gregorio Piquero, sublevó la guarnición de Vitoria contra el liberalismo progresista representado por Espartero. Otros apoyos fueron los del Diputado General  Iñigo Ortés de Velasco (Marqués de la Alameda), de Pedro de Egaña, el Comisario regio Manuel de Ciórroga y el jurista Laureano Arrieta Bárcena.  Montes de Oca solicitaba la devolución de la regencia a la reina Mª Cristina mientras durara la minoría de edad de la infanta Isabel. Para ello se intentó unir en una sola causa a liberales moderados y carlistas.
    Ese cuatro de octubre el  coronel Rijo, con su regimiento de caballería y  Joaquín Leiva, comandante del Cuerpo de Miñones, con sus 260 hombres movilizados por orden del Diputado General  Iñigo Ortés de Velasco, Marqués de la Alameda, ocuparon las calles y plazas ante el asombro e indiferencia de la mayoría de vitorianos.  Posteriormente, en la Plaza Nueva,  María Cristina de Borbón fue  proclamada  Regente en lugar de Espartero. 
La Diputación acordó con carácter  urgente la formación de los Tercios alaveses para unirlos a la  “causa”.
    Otros levantamientos en esta misma línea se produjeron en las ciudades de Zaragoza, Pamplona, Bilbao, Vergara, Orduña, Portugalete...
     La insurrección fracasó pronto debido a que el intento de tomar el Palacio Real de Madrid y secuestrar a las infantas Isabel y Mª Luisa Fernanda, con el fin de traerlas a Vitoria resultó fallido, siendo rechazados en la escalera del palacio  por  los alabarderos, al mando de Domingo Dulce. Este intento lo protagonizó el General Diego de León, que tras su fracaso fue fusilado.
    Montes de Oca fue apoyado abiertamente en el País Vasco, hasta ser derrotado por las tropas de Espartero, dirigidas por los generales Rodil y Aleson.  Al ver el fracaso de su intentona y que su  valedora Mª Cristina  renegaba de él,  huyó de Vitoria con Piquero, el Marqués de la Alameda, Pedro de Egaña, Ciórroga, y  el coronel Juan Donoso.  Iban en vanguardia unos cien miñones, con su Comandante  Joaquín Leiva. Cubrieron la retaguardia los carabineros del Resguardo y el Regimiento de Órdenes, primero de Ligeros. Salieron por el Portal del Rey  camino de Guipúzcoa amparados por la noche.
   Los soldados al l legar a Ullívarri Gamboa abandonaron la comitiva.  Ante esta situación decidieron dividirse, los mandos militares, es decir Piquero y sus oficiales, marcharon hacia la costa  unos y hacia Pamplona otros y los civiles  siguieron la marcha hacia Arlabán. Como ya sólo les servían de estorbo, decidieron licenciar al grueso de la tropa de miñones, quedándose solo con ocho como toda protección.


Manuel Montes de Oca

   Estando en Vergara,  los ocho miñones apresaron a Montes de Oca con el fin de entregarlo a las tropas de Espartero y cobrar la recompensa que  ofrecía el General Zurbano  por ello, consistente en unos 10.000 duros. Fue traído  a hurtadillas, pasando  por Legazpia, Aranzazu, Sierra de Elguea y Vitoria.  Fue encerrado en el convento de San Francisco. Juzgado sumariamente, fue fusilado el día veinte de octubre, a la una de la tarde, en el vitoriano Parque de la Florida, frente a la estatua de Ataulfo y de espaldas a la tapia de las huertas de Santa Clara. Se cuenta que quiso dar las órdenes reglamentarias al pelotón de ejecución. En cuanto a los ocho miñones  parece ser que cobraron la recompensa, pero fueron expulsados del Cuerpo de Miñones, ya que su acto supuso una deshonra para el resto de componentes del mismo.  Al ser despreciados por sus vecinos abandonaron  Vitoria.
    Al Marqués de la Alameda, por haber colaborado con la insurrección, le impusieron una multa    de 300.000 reales y 190.000 a cada uno de los señores Egaña, Ciórroga y Arrieta. Asimismo,  al Ayuntamiento y a la Diputación les  costó este asunto más de medio millón de reales.
    Como resultas de este conflicto el régimen foral fue fuertemente afectado. Por decreto firmado por Espartero, de 29 de octubre de 1841, reaparece la figura del Jefe Superior Político, la seguridad pública quedaba sometida exclusivamente a ellos, y bajo su inspección a los Alcaldes.   La ley electoral y de funcionamiento de los ayuntamientos afectó a las tres provincias vascas, se organizarían  con arreglo a las leyes y disposiciones generales de la Monarquía, es decir que  la organización jurídica sería la misma que en el resto del Estado; las Diputaciones serían Provinciales, no Forales; se mantuvo la abolición del "pase foral " (se acata, pero no se cumple) y las aduanas interiores de Orduña, Valmaseda y Vitoria desaparecieron, pasando a la frontera con Francia (Irún)
Tres puntos quedaron inalterados dentro de la foralidad vasca: los derechos civiles, las peculiaridades fiscales y los privilegios militares.
Posteriormente, Pedro de Egaña, liberal moderado, cuando era ministro de Justicia, por decreto de fecha  4 de julio de 1844, consiguió de su amigo el General Narváez,  la adaptación de  las instituciones provinciales del País Vasco a la Constitución Española.  Es decir, quedaban restablecidos los Fueros sin perjuicio de la unidad constitucional de la  Monarquía.   Las  Diputaciones  y los Ayuntamientos volvían a la situación anterior, aunque con restricciones. Las aduanas sin embargo se mantenían en la frontera.
El  cuerpo de Montes de Oca, enterrado en el cementerio vitoriano de Santa  Isabel, fue exhumado el veinticinco de agosto de 1844 con el fin de trasladarlo a un cementerio de Madrid.
El acto se realizó con todos los honores correspondientes a su cargo.
    El lugar en el que fue ejecutado Montes de Oca, junto a la tapia de las huertas del convento de Santa Clara, estaría entonces en la línea que ocupan las actuales cafeterías del parque de La Florida. Al desaparecer el convento de Santa Clara, para construir el Instituto de enseñanzas Medias, actual Parlamento Vasco, sus huertas se convirtieron en la ampliación del parque de La Florida. El parque primitivo ocupaba solamente la zona del quiosco.

                                    CREACIÓN DE ESCUELAS

    El Ayuntamiento, en 1816,  a iniciativa del capitular Juan  José Monroy, celoso  de  la cultura popular,  creó un plan de  escuelas y dibujo, precursor de las escuelas municipales, al margen de las del Estado, que tanto han contribuido a la elevación de la cultura de los vitorianos
    Así mismo la Diputación, en 1817,  a propuesta del Diputado foral señor Zubía, se creó una cátedra de Agricultura, así como la adquisición de terrenos, maquinaria y semillas para fomentar este sector tan importante en Álava. La idea cuajó años después en la institución de la Granja Modelo, considerada una de las mejores de España.

                                       DIÓCESIS VASCONGADA

    La creación de la Diócesis de Vitoria como consecuencia del Concordato con la Santa Sede de marzo de 1851, influyó y contribuyó a crear una fisonomía especial de la Ciudad con la habilitación del palacio de Montehermoso como  Palacio  Episcopal, la   construcción del Seminario Conciliar  junto a Santa María; así como el nombramiento de esta Colegiata como Catedral, por el Papa Pío IX el 28 de abril de 1862.  En esa fecha Jerónimo  Fernández, obispo de Palencia, por delegación del nuncio apostólico de España, leyó la bula papal y el decreto de ejecución.
    La bula " In Celsissima" de erección de la Diócesis fue dada unos meses antes, el  8 de setiembre de 1861. Con ello se dejaba de depender de la Diócesis de Calahorra. Además, al depender de ella las tres provincias vascas, es la primera institución que une a los tres territorios. 
    Con ello se cumplía la promesa hecha por El Papa  Adriano VI  siglos atrás.
    Vitoria tuvo que superar una serie de reticencias y reparos que hizo el  Obispado de Calahorra para la creación de la Diócesis de Vitoria,  ya que con ello perdían parte del territorio  e influencia sobre esta zona.
   El primer obispo de la Diócesis Vascongada con sede en Vitoria fue el Excmo. y   Rvdmo. D. Diego Mariano Alguacil Rodríguez, hasta entonces obispo de Badajoz. Hizo su entrada solemne en la ciudad el 29 de abril de 1862.
    Esta nueva situación atrajo a Vitoria a colegios religiosos como Marianistas, Corazonistas (masculinos) y Ursulinas y Carmelitas (femeninos) conventos como Reparadoras, Salesas, Jesuitas y Carmelitas, éstos junto a la Senda; y establecimientos benéficos como el de la Hermanitas de los Pobres o el de las Siervas de Jesús para atención de los enfermos, fundada por la vitoriana Josefa Sancho de Guerra.
   El dos de noviembre de 1949 fue dividida la diócesis de Vitoria, con la creación de las de Bilbao y San Sebastián, por medio de la bula "Quo Commodius".

                                   Encuentro de sabios - Los astrónomos

    El dieciocho de julio de 1860 hubo un eclipse total de sol. Al estar previsto que Vitoria iba a ser uno de los sitios donde mejor se iba a apreciar el fenómeno,  llegaron a la ciudad numerosos astrónomos como Moelder de Dorpat, Weyer de Kiel, el insigne H. Goldschmidt, etc. y otras personas de ciencia de muchos países  europeos. Ocuparon con sus instrumentos, como mejor lugar para la observación, el alto de Santa Lucía. Los vitorianos los acompañaron en la observación del fenómeno natural con medios más modestos, como cristales ahumados. El momento máximo de eclipse se dio   a la una y treinta  y siete minutos de la tarde.
    Actualmente existe en dicho alto un pequeño monumento en forma de pirámide con una  inscripción que lo recuerda y dice así: “En este terreno se situaron las misiones científicas enviadas por diferentes naciones para estudiar el eclipse total  de sol que tuvo lugar el día 18 de julio de 1860”.  Una calle próxima, en el barrio de Santa Lucía,  se llama de Los Astrónomos.



Monolito recordatorio  en el alto de Santa Lucía


       
                                VITORIA, CAPITAL DE LA PROVINCIA BASCONGADA

    En 1821, durante el llamado "Trienio liberal”  1820-1823, con motivo de una reestructuración provincial de España, Vitoria alentada por su desarrollo, presenta al Congreso de Madrid una solicitud para que se le nombrara capital de la nueva provincia que se iba a formar con "todo el territorio de las Vascongadas”. Esta labor de reestructuración fue llevada a cabo por Felipe Bauzá, en colaboración de José Agustín de Larramendi. Ambos eran partidarios de unir las tres provincias vascas en una sola con capital Vitoria, por contar con    edificios aparentes para el establecimiento de las autoridades" y por ser nudo de las comunicaciones con Francia y Castilla. Se anexionarían algunas demarcaciones de Santander, el valle de Mena y el condado de Treviño. Por otro lado, se le segregaba la Rioja Alavesa, que pasaría a Logroño, así como Irún y Fuenterrabía, que pasarían de Guipúzcoa a Navarra. Hubo otra propuestaVizcaya estaría sola y Guipúzcoa y Álava unidas con capital en Vitoria.
    Ambas propuestas fueron desestimadas, continuándose con la situación anterior de tres provincias separadas. Hay quien señala que desde Bilbao hubo posturas contrarias a la capitalidad de Vitoria.
    En 1833 Vitoria se consolidó como capital de Álava. Hasta entonces el Fuero de Álava consideraba a Vitoria una localidad más, la residencia de sus autoridades.


                                            POZO ARTESIANO

     Ante la necesidad de obtención de agua debido al incremento de población, el alcalde Ladislao de Velasco creyó conveniente buscar agua dentro del casco urbano, para  ello  el 22 de noviembre de 1877 comenzaron las obras de perforación de un pozo artesiano en la Plaza Vieja, actual Plaza de la Virgen Blanca.
    Tras cinco años de trabajos, las obras se interrumpieron en 1882, al alcanzar  la profundidad de 1.021 metros sin que brotara una sola gota de agua.
    Todo ello a pesar de que el ingeniero y geólogo que dirigió la obra fue el francés Alphonse F. Richard, experto en pozos artesianos (Argelia, Rosellón, Burdeos...)  Al alcalde Álvaro Elío le tocó tomar la decisión el 19 de octubre de 1882, de suspender los trabajos y   sellar  el enorme agujero que se había creado. Una placa de bronce recuerda este episodio en el lugar de la prospección en la Virgen Blanca. El músico José Uruñuela compuso un zortziko titulado  “El pozo artesiano”, reflejo musical de lo que fue el acontecimiento para la Ciudad.
  En vista del fracaso se optó por traer agua del Gorbea  al depósito del Campillo, inaugurado en 1884.



                                                                                                                              A.M.V.G.

  Como paradoja años más tarde y no muy lejos, en las obras de construcción de la Nueva Catedral, apareció pronto gran cantidad de agua que dificultó la realización de las obras. Hay que tener en cuenta que bajo la capital alavesa se extiende un acuífero cuaternario que prácticamente abarca todo el término municipal, ya que tiene unos cuarenta kilómetros cuadrados de extensión. El nivel freático oscila entre  cero y  tres metros de profundidad y  almacena unos 210 millones de litros de agua. Diremos como comparación que el pantano de Ullívarri – Gamboa tiene una capacidad de 1.800 millones de litros.

   
                            Primera plaza de toros

   También siendo alcalde don Luis Ajuria, en el año 1851, se construyó con piedra, hierro y madera la primera plaza de toros, bajo la dirección del arquitecto Martín de Saracíbar. Estuvo situada junto al  Resbaladero.  Tenía capacidad para 8.500 espectadores. Hasta entonces, por aquella época,  las corridas de toros se celebraban en la Plaza de los Arcos o Nueva. En  La  Blanca de aquel año torearon en ella:   Francisco Arjona  “Cuchares”, Manuel  Díaz  “Lavi” y Manuel Arjona, hermano de Cuchares. 
Estuvo esta plaza en activo durante treinta años, celebrándose todo tipo de espectáculos además de toros, como títeres, elevación de globos, etc. El 13 de setiembre de 1880 fue sustituida por la actual plaza, construida por Ventura Peláez, que a su vez va  a ser  reemplazada  por otra nueva. La última corrida celebrada en ella fue el 25  de  julio de 2006, con  una de rejones. En ella intervinieron los rejoneadores: Fermín Bohórquez, Andy Cartagena y Leonardo Hernández. Bohórquez y Hernández  obtuvieron una oreja, Cartagena una en cada toro.


                               Incendio en la Colegiata de Santa María

    A mediados de 1855 hubo en Vitoria una epidemia de cólera, que ocasionó numerosas muertes. La epidemia no fue de larga duración,  ya que desapareció a comienzos de 1856.
    El 20 de enero, se celebró en la colegiata de Santa María un solemne Te Deum para dar gracias al Altísimo por  la extinción del mal.  Además, se lanzaron una serie de cohetes desde la plazuela del Campillo, pero uno de ellos penetró por el campanario de Santa María, provocando un voraz incendio,  que fue incrementado por el viento que soplaba en esos momentos.
    Las llamas afectaron a la nave central, amenazando con la destrucción de todo el edificio.  Se sacó de la iglesia todo cuanto se consideró de valor: imágenes, cuadros, ornamentos, alhajas, ropajes, libros, etc.
     Los bomberos sofocaron con muchas dificultades el incendio, pero  tuvieron que pedir el apoyo del ejército, que tuvo que derribar a cañonazos lo alto de la torre que seguía envuelta en llamas y era imposible acceder a ella.
     Un año después  se reconstruyó la torre, tal y como la conocemos.
 La torre de Santa María antes del incendio
Torre de Santa María reconstruida


                                  Desaparición de las cigarrerías

Una de las consecuencias de la pérdida de los Fueros en 1876, fue la creación de los estancos estatales del tabaco. Ello conllevó  la desaparición de  numerosos talleres  de confección de tabaco o cigarrerías que existían en Vitoria y que trabajaban libremente. Las cigarrerías más conocidas fueron:  “La Perdiz”, situada en la calle Postas. Su dueño, Cuadra parece ser el compositor del himno a San Prudencio y tal vez del popular tema "Los pintores de Vitoria" y  la cigarrería de Pedro Pozueta  (alias Pichiquín) en la plaza de la Unión. Allí se despachaban las más selectas picaduras de tabaco y cigarros  de  Cuba, Puerto Rico o Virginia.

-                                             Protesta vitoriana


      El ocho de agosto de 1893 el pueblo vitoriano protestó enérgicamente, por el traslado de la Capitanía General de Vitoria a Burgos. La gente se lanzó a la calle, apedreando los edificios públicos, teniendo la Guardia Civil que responder para detener el tumulto con cargas, detenciones y procesamientos. Las autoridades locales dimitieron.
     Hubo necesidad de declarar el Estado de Guerra y la ciudad enlutó sus balcones por espacio de un mes.
    La estancia de la Capitanía General en nuestra ciudad suponía, aparte de prestigio, una aportación económica por la estancia, más o menos regular en Vitoria de militares que venían a regular papeleos, recogida de cargos, promociones y otras diligencias de la Institución. 
    Para ello se alojaban en posadas, pensiones o cuarteles lo que suponía que hacían "gasto" durante su estancia.

En el centro, edificio que albergó la Capitanía General. Posteriormente al Casino Artista Vitoriano                                                                      Archivo municipal V.G.

                                               Alumbrado eléctrico

El 1 de marzo de 1898 se estableció definitivamente el alumbrado eléctrico en las calles vitorianas. Se instalaron 426 lámparas incandescentes y  30 arcos de 1.200 bujías. La instalación fue realizada por la Sociedad  Eléctrica - Hidráulica Alavesa.
El alumbrado eléctrico sustituyó al de gas. Éste había sido instalado en Vitoria desde el
28 de abril de 1846, fecha de la inauguración. La fábrica de gas estuvo situada en los terrenos que actualmente ocupa el colegio de Corazonistas.


                      Fundación de Escuelas Normales de Magisterio

    En 1864 y por iniciativa del  Ayuntamiento y la Diputación,   se terminaron las obras de construcción de dos  Escuelas Normales,  femenina y masculina respectivamente. Era  un deseo  largamente esperado por Vitoria. Se ubicaron  en un terreno contiguo  al Cantón de la Soledad, frente al palacio de Montehermoso. Actualmente  este edificio lo ocupa el Instituto Municipal de Educación.



Edificio donde estuvo ubicada la primera Escuela de Magisterio

VITORIA  "LA ATENAS DEL  NORTE"
                                              
        Vitoria tuvo una intensa actividad cultural en el último tercio del siglo XIX como lo demuestran numerosas publicaciones y revistas que se editaban en la ciudad.
    Se realizaron una serie de iniciativas como pueden ser la creación de la Escuela Normal de Magisterio y la Universidad Libre de Vitoria, surgida el 1 de octubre de 1869. 

      Existían numerosas tertulias literarias como el LiceoLa Minerva, el Gabinete de Lectura la Sociedad Cervantina de Literatura, centros típicamente burgueses, que aparte de las tertulias literarias, promovían actividades teatrales y musicales.
    En aquella época se creó una sociedad cultural como el  Ateneo Científico, Literario y Artístico (fundado el 20 de abril de 1866que hizo mucho por la cultura de Vitoria.  La iniciativa  para su creación partió de  Cristóbal Vidal, Antonio Pombo y Eduardo Orodea.  El Ateneo estuvo primero ubicado en la calle Cercas Altas, en un bajo, y posteriormente en la calle de la Estación (Datosobre el café Universal o de Olave. Su primer presidente fue el doctor en medicina don Jerónimo Roure.  Fueron tratados en el Ateneo todo tipo de temas tanto de   Ciencia como de Literatura: antropología, física, química, historia natural, historia universal y de España, arqueología, ingeniería, agricultura, etc. Fueron ponentes destacadas personas  de cada rama de la Ciencia.
    También se crearon otros centros culturales como la Academia Alavesa de Ciencias de Observación (Asociación científica dedicada al estudio de la geografía, la fauna y la flora provinciales,  creada por el profesor  Enrique Serrano Fatigati;  la de Ciencias Médicasla Viajera o la Exploradora de viajes y Geografía (Sociedad geográfica creada en 1869, que financió la expedición de Manuel Iradier al golfo de Guinea)
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en Vitoria se encontraba una de las mejores bibliotecas de España, la del Seminario.
    En cuanto a publicaciones vieron la luz en aquellos tiempos, periódicos como El  LirioEl Porvenir Alavés, El Fuerista, El Norte de España, El Semanario Católico Vasconavarro, El Cantón Vasco y  El Federal Alavés.  Pequeños periódicos satíricos como La TrompetaLa Guindillala Gaita, El Contrabajo y El Mentirón.  Unos tuvieron una vida corta otros más prolongada, y cada uno de ellos tenían una línea política acorde con sus editores.
    Aunque reducida a unas minorías, toda esta actividad le proporcionó a  la Ciudad un ambiente cultural importante, por lo que hizo que fuera calificada Vitoria  como la  "Atenas del Norte".   


Periódico "El Mentirón"

    Por otro lado, tengamos en cuenta que el 75% de la población estaba alfabetizada (cifra muy alta para la épocaÁlava era la provincia con menor índice de analfabetismo de España. Vitoria contaba ya con varios colegios de niños y niñas, el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, el Seminario de Aguirre y una Academia de Bellas  Artes.


Antigua Escuela de Dibujo en el Campillo



    Una muestra de ello es la pléyade de hombres de letras y de cultura que dio la época, comoFermín Herrán (1852- 1908), colaborador en muchas revistas regionales y nacionales; Ricardo Becerro de Bengoa (1845- 1902), cronista de la ciudad; Federico Baráibar (1851-1918), trabajó sobre toponimia y léxico peculiar alavés; Julián de Apraiz (1848-1910), relevante cervantista de la época. Apraiz escribió el ensayo "Cervantes vascófilo"; Eulogio Serdán (1853-1929), cronista de Vitoria y Álava; Herminio Madinaveitia (1867- 1943), novelista, traductor y presidente del Ateneo; María de Maeztu (1882-1948), mujer de letras y pionera de la nueva pedagogía; Ramiro de Maeztu (1874-1936), articulista, ensayista y miembro de la Academia de la LenguaJosé Cola y Goiti (1841-1924), Cronista honorario de la ciudad, además escribió numerosos libros como  "El Cristo de Abechuco”; Sebastián lradier (1809-1865), compositor, popular sobre todo por su habanera  "La Paloma" ; Juan Ángel Sáez (1811-1873), conocido como el pintor de Vitoria, ya que la ciudad fue su tema preferente; el pintor Ignacio Díaz de Olano (1860-1937 ); Mateo Benigno de Moraza y Ruiz de Garibay   (1817-1878), destacado político y diputado en Cortes, que realizó una ferviente defensa de los Fueros;  Ladislao de Velasco (1817-1891), escritor y de fructífera vida pública, autor de “Los Euskaros”, y “Memorias  de la Vitoria de Antaño”  entre otros libros; Ramón Ortiz de Zárate y Martínez de Galarreta (1817­1883), hombre de letras y de gobierno, Diputado General. Escribió diversos artículos y discursos en defensa de los Fueros;  Pedro Egaña  y  Díaz del Carpio (1803-1885), Diputado en Cortes por Álava, se destacó por sus discursos en defensa de los fueros, además fue ministro de Justicia; Francisco Juan de Ayala y Ortiz de Urbina   (1824-1907),Diputado General, Alcalde de Vitoria, propulsor del cultivo de la remolacha, asiduo articulista en la prensa y revistas; Diego Martínez de Aragón y Fernández de Gamboa (1828-1883), Alcalde de Vitoria, Diputado General.



Palacio Escoriaza - Esquibel. En él estuvo situado el Seminario Aguirre

                  LAS RUINAS DE LA NUEVA CÁRCEL 
Durante un cierto tiempo, los vitorianos y vitorianas que paseábamos camino de Ólarizu, por el camino que arrancaba del Campo de los Palacios, pasábamos por un punto conocido como "Las ruinas de la cárcel nueva". De qué se trataba. Resulta que el Ayuntamiento, en 1948, había cedido a la Dirección de Prisiones unos terrenos en la zona conocida como Campo de los Palacios para la construcción de una cárcel nueva,  que sustituyera a la ubicada en la calle La Paz. Al desaparecer la cárcel de la calle La Paz, podría prolongarse la calle Postas. Las obras para la nueva cárcel comenzaron en 1949, pero en el año 1955 se paralizaron, al parecer por la quiebra del contratista, sin haber pasado apenas de los cimientos. Así quedó abandonada durante años esa incipiente construcción, apenas unos muros que sobresalían del suelo. Con el paso del tiempo parecían unas ruinas. De ahí que la chanza de los vitorianos y vitorianas pasó a conocerlas como las "ruinas de la nueva cárcel ". Posteriormente alguna familia gitana aprovechó esos muros para hacer sus chabolas. La cárcel de la calle La Paz tuvo que esperar a 1975 para ser derribada, facilitando así la prolongación de la calle Postas. Los presos internados en La Paz fueron trasladados a la de Nanclares de la Oca.
Sin poderlo asegurar, yo diría que hoy en día todavía existen algunos restos de lo que pudo ser una nueva cárcel para Vitoria. Se trata de unos arranques de muros, puertas y otros elementos, que aparecen frente al abandonado complejo industrial que tenía a URSA como principal fábrica. Durante años existió en dicho lugar una especie de caserío de corte irregular. Al derribar éste, se han mantenido los elementos antes citados, en vez de derribar totalmente la construcción. ¿Es porque pertenecen estos restos a la cárcel frustrada? Actualmente están siendo restaurados, tal vez para incorporarlos al complejo botánico que supone el Jardín de Olárizu. 
 BIBLIOGRAFÍA
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"El libro de Álava"   Ricardo Becerro de Bengoa    Edit. Hijos de Manteli 1877
"Guía de Vitoria"   Colá y Goiti, José     Edit. Hijos de Iturbe 1901
"De Túbal a Aitor"   Iñaki Bazán (director) Edit. La esfera de los libros. 2002
"Vida de la Ciudad de Vitoria" Tomás Alfaro Fournier Edit Dip. foral de Álava. 1996
"Calles vitorianas"   Venancio Del Val Edita. Caja de Ahorros Mun. de Vitoria 1979
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"La Ciudad Levítica" (Vitoria 1876 - 1936) Antonio Rivera Edit. Dip. Foral de Álava  1992
"Historia de Álava"   Antonio Rivera y otros. Edit. NEREA  2003
"La Segunda República en Álava"  Santiago De Pablo    Edit. Universidad del País Vasco 1989
"Una ciudad desencantada" Tomás Alfaro Fournier  Edit. Dip. Foral de Álava 1987
"Vitoria. El libro de la Ciudad"  Eulogio Serdán     Edit.  Amigos del País Vaco 1985
"Vitoria en su marco"              Varios          Edit. Ayunt. Vitoria - Gasteiz   1994
"El Carmen. Cien años en Vitoria:1900 - 2000"  Ángel Fernández de Mendiola    Ayuntamiento de Vitoria  - Gasteiz 2000
"100 alaveses" Ángel Martínez Salazar  Edit. Ayuntamiento de Vitoria - Gasteiz     1999
"La nueva Covadonga insurgente"    Javier Ugarte Tellería   Edit. Biblioteca Nueva S.L. 1998
"Historia de la resistencia antifranquista en Álava 1939 - 1067"  José Antonio y Luis Martínez Mendiluce. Edit. Txertoa 1998
"Vitoria, 3 de marzo. Metamorfosis de una ciudad" J.A . Abasolo  Edit. Dip. Foral de Álava 1987
"Profetas del pasado. Las derechas en Álava" A. Rivera y S. de Pablo    Edit.  IKUSAGER 2014
"75 Historias perdidas de Álava" Francisco Góngora  Ed. Diario El Correo S.A.U. 2022
"Vitoria. Una ciudad de caminantes" José Antonio Abasolo Edit. Libros.com 2024


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